A veces basta con mostrarse, para que lo inesperado venga a tocar tu puerta.
Cuando los hilos llaman, las puertas se abren
Estar en la feria Mentes sin Espacio fue más que participar en un evento: fue abrir el corazón y dejar que los hilos hablaran. Roja Osa estuvo allí, compartiendo su universo hecho a mano, entre fibras, colores y piedras con historia. Pero lo más sorprendente vino después.
A partir de esa experiencia, comenzaron a pasar cosas difíciles de explicar. Nos contactaron para nuevos espacios, invitaciones que no habíamos buscado, propuestas que llegaron como por arte de magia. Personas que no sabemos bien cómo nos encontraron, de pronto quieren compartir camino con Roja Osa, trabajar juntas, abrir espacios, crear algo en común.
Es como si mostrarse con verdad y amor activara algo más grande. Como si al atrevernos a estar presentes, la vida nos respondiera con generosidad.
Prepararse para la feria fue un proceso intenso: elegir las piezas, darles forma, sostener el ritmo, confiar. Pero estar ahí, sentir la energía del encuentro y luego ver las puertas que se han abierto, me recordó que los sueños se tejen así: Con constancia, con calma.
Hoy escribo esto con gratitud. Porque cada paso dado desde Roja Osa confirma que vale la pena soñar en voz alta. Que cuando lo hacemos con el alma, otras almas escuchan. Incluso las que no sabíamos que estaban allí.
Si tenés un sueño guardado, una idea que no te suelta, una pasión que pide espacio: empieza. Aunque no sepas bien cómo ni quién te va a ver. A veces basta con mostrarse, para que lo inesperado venga a tocar tu puerta.